Y el Óscar al mejor director: Hideki Kuriyami

Pedro Ricardo Maio. Miami (Enviado especial).- Hideki Kuriyami escribió uno de los libretos más emocionantes de este Clásico Mundial y una obra maestra que contó con la participación de un elenco de primera línea que llevó a Japón a su tercer título.

El “Director”, que en abril cumplirá 62 años, planeo una estrategia de pitcheo casi perfecta, que se basó en que la ofensiva estadounidense no se midiera dos veces al mismo lanzador-y así evitar que se ajustaran-dejando servida la mesa para que los últimos dos tramos los tiraran dos de sus grandesligas: Yu Darvish y Shohei Ohtani.

Y en todo ese recorrido, a pesar de tener al menos a un corredor en base en 7 de los 9 episodios, las dos carreras llegaron a través de conexiones de largometraje de Trea Turner y Kyle Schwarber, fracasando con gente en posición anotadora. Como en toda obra, no podía ausentarse esa cuota de dramatismo, escenas en donde pareciera derrumbarse, hasta que aparece un milagro como aquel doble play del octavo episodio.

Pero la mejor parte estuvo reservada. Shohei Ohtani, la estrella y figura central de la obra, recibió la pelota para buscar los últimos tres outs del campeonato y aunque abrió su participación con un boleto, inmediatamente un roletazo para dos outs allanó el camino y se dio el duelo más esperado, aquel que todos esperaban: medirse a Mike Trout, su compañero en los Angelinos.

En un turno de leyenda, el brazo nipón se impuso con un ponche de esos que serán recordado por mucho tiempo. Japón recupero la corona y es el primer tricampeón de un evento que bajó el telón con las mejores calificaciones.

Source: meridiano

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