… Y el día llegó
Pasaron los meses, las semanas y los días, el nudo en la garganta se suelta y la Vinotinto se detiene ante su gran verdad. Ha terminado el tiempo de imaginar cómo será el partido ante Ecuador, qué habrá que hacer para contener el alud llegado desde los volcanes Pichincha y Cotopaxi, y después, mirar hacia el ya estrecho porvenir de cinco partidos aún pendientes del Premundial.
Porque no ha sido breve el trabajo de una selección a la que todo le cuesta una vida; no es este un fútbol en el que los jugadores salen debajo de las piedras, escondidos detrás de los postes de luz. Muchachos entusiastas lo hay por ahí, pero ¿cuántos de ellos tiene competencia para enfrentar a los monstruos de América del Sur?, ¿cuántos de ellos no se vendrás a menos cuando tengan conciencia de lo que están defendiendo, aquella representación del país en donde nacen y viven?…
Por ahí es por donde hay que tomar al fútbol venezolano. Hacerlo crecer desde su minusvalía, desde su pequeñez para convertirlo en un rival de consideración. Y en eso estará hoy en Quito, tratando de hacer valer que ya hay un respeto ganado, pero que, mala leche, hay que estarlo demostrando a cada instante, en cada partido, en todo Premundial posible.
Para la dirección técnica debe haber sido enmarañado, como la solución de los acertijos del personaje de Batman, armar un equipo capaz de enfrentar con éxito a los ecuatorianos. Pocas veces Venezuela había tenido tantos impedimentos; son numerosos los suspendidos por acumulación de tarjetas y especialmente los lesionados. Pero así habrá que asumir la empresa, saltando el terreno con cuidado para no pisar las sembradas minas del camino y poder llegar, a salvo, a una victoria que luce improbable, pero que aun así, el fútbol podrá guardar en su hermético cobre de lo inesperado…
Ahora solo queda esperar. Mirar fijo el televisor y comenzar a gozar y sufrir a las cinco de la tarde cuando los pensamientos para bien o para mal den lugar a las realidades del fútbol. ¿Cómo será el partido, quién llevará las iniciativas, si la tromba de Ecuador o, para sorprender, la aparente mesura venezolana? Y aquí hay un factor que a simple vista pocos ven: la Vinotinto, consciente de sus limitaciones, no va a depender de un solo jugador, así se llamen Jefferson Savarino o Salomón Rondón; el equipo puede ir más hacia la tendencia “democrática” de contar con una brigada de jugadores dispuesto al total sacrificio, a la generosa entrega, como si fuera el río Orinoco, tal será el caudal de tantos sudores.
Ah, caramba, estamos divagando al hablar del partido de hoy, yéndonos por los atajos, asumiendo verdades a medias. Bueno al final de todo, hay mentiras que ayudan a vivir.
Nos vemos por ahí.
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